AMIGOS

Tiempo, ¿para cuántos amigos?

La investigación ha demostrado que tener buenos amigos es un buen predictor de salud y de bienestar, tanto físico como emocional. Una experiencia de “amistad verdadera” es reconocida por la mayoría de las personas como algo realmente valioso, incluso más que otro tipo de relaciones significativas (familiares o de pareja) y en todo el mundo, se identifica como el factor que más felices nos hace.

Hoy vamos a conceptualizar la amistad de una manera muy práctica y cuantitativa.

¿Cuánto tiempo se necesita para hacer un amigo?

Si comparas el tiempo que pasas viendo la tele o similar, posiblemente sea algo mayor que el que pasas con personas. Los amigos no surgen de la nada, así que, si quieres tener un amigo (y mantener los que ya tienes), deberás dedicarle tiempo, dar prioridad a las relaciones humanas por encima de otras actividades. Sin duda, es una buena inversión.

En la revisión llevada a cabo por Hall (2019), se constata que el desarrollo de la amistad puede surgir con bastante rapidez, entre 3 y 9 semanas después de conocerse. Ahora bien, el paso del tiempo no va a ser suficiente; de hecho, es posible que conozcas desde hace años a alguien y no seáis amigos y sí surja la amistad con alguien que acabas de conocer. En el estudio que llevó a cabo con 429 participantes a los que preguntó cuánto tiempo habían pasado con un amigo en la última semana y en una semana típica, constató que las buenas amistades comienzan a surgir después de las 140 horas y que las mejores amistades necesitan más de 300 horas de tiempo invertidas.

¿Y qué hacemos con el tiempo?

Obviamente, la forma en la que se emplea ese tiempo es igualmente importante. Sabemos, por ejemplo, que las relaciones con compañeros de trabajo son mucho menos duraderas en comparación con otras relaciones (Mollenhorst et al, 2014).

Para las autoras Oswald y Kelly (2014) existen cuatro conductas clave que permiten mantener y consolidar una amistad: positividad, apoyo, apertura e interacción. La positividad englobaría conductas que hacen que la relación sea gratificante, agradable e incluso divertida; el apoyo implicaría conductas que demuestran que podemos contar el uno con el otro, especialmente en los momentos difíciles; la apertura estaría relacionada con la intimidad (contar al otro cosas importantes e íntimas) y la interacción se refiere a conductas en las que hacemos cosas juntos.

¿Cuántos amigos se pueden tener?

En relación con el número de amigos que podemos tener, merece la pena comentar el trabajo de Dunbar (1996, 2010) y su Hipótesis del Cerebro Social. Según este autor, existe un límite en el número de amigos que una persona puede tener que está asociado al tamaño del volumen de nuestra neocorteza cerebral. En su modelo, el concepto de amistad es más amplio y hace referencia al número de personas con las que podemos tener una relación más o menos íntima o cercana. Parece ser que nuestra neocorteza solo puede reconocer hasta 150 “amistades”, atendiendo a su capacidad para reconocer a la otra persona como un individuo único, recordar información sobre ella y de las interacciones que hemos mantenido previamente, así como comprender cómo están asociadas con otras personas. En la siguiente gráfica podemos ver cómo se distribuyen estas 150 personas según el nivel de intimidad con ellas.

En conclusión, parece ser que el tiempo y nuestra propia capacidad son determinantes a la hora de hacer nuevos amigos y/o consolidar las viejas amistades o las que acabamos de iniciar. Puesto que estamos limitados en estas dos variables, merecerá la pena encontrar relaciones positivas a las que dedicar todo nuestro esfuerzo. Recuerda que mantener y cuidar a los/as amigos/as es una de las cosas más importantes que podemos hacer en la vida.


Montse Giménez Hernández
Psicóloga y PDI del Centro Universitario Cardenal Cisneros

Bibliografía:

Dunbar, R. (2010). How Many Friends Does One Person Need?: Dunbar’s Number and Other Evolutionary Quirks, Cambridge, MA and London, England: Harvard University Press, doi.org/10.4159/9780674059320

Hall, J. (2019). How many hours does it take to make a friend?. Journal of Social and Personal Relationships, 36 (4), 1278-1296

Mollenhorst G., Volker B., y Flap H. (2014). Changes in personal relationships: How social contexts affect the emergence and discontinuation of relationships. Social Networks, 37, 65–80. doi:10.1016/j.socnet.2013.12.003

Oswald, D.L. y Kelly, C (2014). Friendship Maintenance: an análisis of individual and dyad behaviors. Journal of Social and Clinical Psychology, 23 (3), 413-441.

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Día Mundial contra la depresión

Día Mundial contra la depresión

El 13 de enero se celebra el Día Mundial de la lucha contra la depresión, un problema que se estima afecta al 5% de los adultos de la población mundial, es decir, aproximadamente 280 millones de personas sufren depresión (OMS, 2023).

¿Qué es la depresión?

La depresión se asocia con la tristeza, la poca energía y la pérdida de placer o de interés por las actividades cotidianas e incluso, por las que antes resultaban agradables.

En cuanto al porqué, la depresión no puede explicarse con una única causa, ni hay un motivo que provoque siempre que una persona se deprima. Incluso situaciones muy adversas, como haber perdido tu casa en un terremoto, no conlleva necesariamente síntomas depresivos.

Sentirse triste durante algún momento del día o un período breve de tiempo, es algo completamente normal y adaptativo. La tristeza nos ayuda a bajar nuestro ritmo de actividad para pararnos a ver cómo van las cosas y valorar qué cambios podemos hacer para sentirnos mejor. También es normal que disminuya nuestro estado de ánimo si estamos pasando por un mal momento, tenemos una enfermedad grave o acabamos de perder a un ser querido.

Afrontar la depresión

El problema surge cuando ese estado de apatía y tristeza se prolonga en el tiempo y empieza a afectar a nuestros estudios/trabajo, a las relaciones con los demás o al tiempo de ocio y disfrute (como si ya nada nos pareciera interesante o no tuviéramos fuerzas). La desesperanza es otro de los síntomas característicos: cuando estamos deprimidos no le vemos sentido a lo que hacemos, le dejamos de dar valor a lo que somos y aportamos, como si nada en el mundo mereciera la pena. En ese momento, hay que dar un paso y buscar la ayuda de un profesional.

En este sentido, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado su eficacia en la superación de la depresión.

Prevención

También es importante que aprendamos a cuidarnos y a cuidar a otros, pues la prevención sigue siendo la mejor estrategia para luchar contra la depresión. Tanto si es para ti o para las personas que conoces o están a tu cargo (tus hijos, tu pareja, tus compañeros de trabajo…), te ofrecemos las siguientes pautas que contribuyen a mejorar tu estado de ánimo:

  • Mantente activo/a. Es importante hacer cosas, incorporando actividades que te gusten y te hagan sentir bien.
  • Cuida tu salud con una buena alimentación e incorpora ejercicio físico a tu rutina.
  • Aprende a resolver los problemas de una forma asertiva y a manejar el estrés (relajación, la actividad física, la meditación)
  • Fortalece tus relaciones con los demás. Contar con apoyo social es clave en el bienestar de las personas.

Ahora bien, no somos los únicos responsables de nuestro bienestar. Necesitamos de unas condiciones de vida que nos permitan desarrollarnos plenamente. Por eso, la sociedad debe seguir favoreciendo medidas que cuiden a las personas y que garanticen unas condiciones dignas de vida. Es mucho más fácil estar bien cuando nuestras necesidades están cubiertas.

Entender la depresión

Si no has experimentado una tristeza profunda, quizás te cueste entender a ese amigo o familiar que, sin motivo aparente, no encuentra sentido a su vida ni tiene ganas de hacer nada o se pasa el día llorando a pesar de “tener” todo lo que necesita. Ha llegado a un fondo del que siente no poder salir y no será fácil poder hacerlo solo/a. Hay que dar el paso y recurrir a profesionales que puedan ayudarnos.


Montse Giménez Hernández
Psicóloga y PDI del Centro Universitario Cardenal Cisneros

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8 CONSEJOS PARA AFRONTAR LOS EXÁMENES SAPSI

8 consejos para alcanzar el éxito en los exámenes

Estamos llegando al final del primer cuatrimestre de este curso e inevitablemente cada vez está más cerca el período de exámenes. Ha llegado el momento de poner al día apuntes, leer manuales y organizar el tiempo de estudio, pero ¿es esto suficiente para alcanzar el éxito?

Desde el Servicio de Atención Psicológica del Centro Universitario Cardenal Cisneros te ofrecemos 8 consejos para ayudarte a enfrentarte a los exámenes con confianza y seguridad:

  1. Gestión del Estrés. La ansiedad previa a un examen es común, pero aprender a gestionarla es crucial. Practicar técnicas de respiración profunda, meditación y ejercicio físico puede reducir los niveles de estrés. Establecer rutinas de estudio regulares y tomar breves descansos evita la saturación mental.
  2. Establecer Metas Realistas. Fijar metas alcanzables es clave. Establecer objetivos realistas ayuda a evitar la desmotivación y el agotamiento. Dividir el material de estudio en secciones manejables permite un enfoque más efectivo y mejora la retención de información.
  3. Técnicas de Memorización. La repetición espaciada y la asociación de conceptos facilitan la memorización. Utilizar mapas conceptuales, resúmenes y mnemotecnia puede hacer que el proceso de estudio sea más efectivo y agradable.
  4. Visualización Positiva. Imaginar el éxito puede influir positivamente en el rendimiento. Antes del examen, tómate unos minutos para visualizarte respondiendo preguntas con confianza y precisión. Esto fortalece la autoestima y reduce la ansiedad.
  5. Manejo del Tiempo. La gestión del tiempo es esencial para evitar la sensación de abrumo. Establecer un horario de estudio equilibrado y respetarlo permite una distribución adecuada del esfuerzo. Evitar la procrastinación es clave para mantener la productividad y reducir el estrés de última hora.
  6. Compartir con Otros Estudiantes. El apoyo social es fundamental. Compartir experiencias y conocimientos con compañeros de estudio puede proporcionar perspectivas únicas y generar un ambiente de apoyo mutuo. La sensación de pertenencia a un grupo puede reducir la soledad y aumentar la motivación.
  7. Aprender de los Errores. Los errores son oportunidades de crecimiento. Analizar los errores en exámenes anteriores permite identificar áreas de mejora y perfeccionar estrategias de estudio. La autocompasión es esencial para mantener una mentalidad positiva.
  8. Cuidado Personal. No se puede subestimar la importancia del bienestar general. Mantener una buena dieta, dormir lo suficiente y dedicar tiempo a actividades recreativas son fundamentales para el rendimiento académico. El equilibrio entre el estudio y el descanso optimiza el funcionamiento cognitivo.

En conclusión, la preparación psicológica es una parte integral del proceso de estudio universitario. Adoptar estrategias que fortalezcan la resistencia, gestionen el estrés y fomenten el bienestar general puede marcar la diferencia en el rendimiento académico. Por eso, si eres estudiante, cultiva una mentalidad positiva que te permitan afrontar los exámenes con confianza y determinación.

Al igual que preguntamos a los seguidores de la cuenta de Instagram del SAPsi sobre las películas que les hacía sentir bien, en este caso hicimos lo mismo sobre sus “claves” para afrontar los exámenes y estas fueron algunas de las respuestas:

¡Ahora es el momento de poner todo esto en práctica! ¡Suerte con tus exámenes!


María Cordero Cid
Coordinadora de Formación y Supervisión Clínica del SAPsi.
Psicóloga y PDI del Centro Universitario Cardenal Cisneros.

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A través del cine podemos experimentar emociones positivas que nos permitan afrontar las dificultades y mejorar nuestro bienestar

¿Qué película te hace sentir bien?

El cine nos ofrece la posibilidad de adentrarnos en otros mundos y en otras vidas; experimentar miedo o alegría; conocer, en profundidad, las emociones, motivaciones y pensamientos de otras personas, con las que podemos identificarnos o, simplemente adentrarnos en nuestra propia complejidad (o en la de otros).

Ninguno de nosotros podría experimentar, en su propia vida, todas las vidas que nos ofrece el cine.

La Psicología sabe mucho sobre emociones. Barbra Fredickson (1998, 2001), desde su Modelo de Ampliación y Construcción de Emociones Positivas, nos habla del poder de las emociones positivas y cómo estás nos permiten ampliar y abrirnos a nuevas posibilidades e ideas, mejorar nuestras relaciones sociales, contribuir a nuestra salud mental y física… Se va construyendo algo así como un “círculo virtuoso” en el que emociones positivas y conductas adaptativas, se refuerzan mutuamente con el fin de contribuir a nuestro bienestar y construir “reservas” que podremos utilizar en el caso de tener que hacer frente a alguna crisis. En este sentido, ¿puede tener el cine un impacto en la ampliación de nuestras emociones positivas?

El término “elevación” es especialmente interesante. Acuñado por Jonathan Haidt (2000), lo han utilizado después Ryan Niemic y Danny Wedding (2012) para relacionarlo con el cine, denominando a este fenómeno: “experiencia de elevación cinematográfica”.

¿En qué se traduce? En esa experiencia que nos proporciona una película cuando nos permite ser testigos de un acto bello (por valentía, humanidad o superación de alguno de los personajes), que nos motiva y produce cambios en nuestra propia forma de pensar ver la vida y que nos provoca algunas sensaciones físicas como opresión en el pecho, “hormigueo”o estremecimiento en la piel. En diversas investigaciones, Haidt y sus colaboradores encuentran que, además, las personas que experimentaban “elevación” manifestaban mayor deseo de ayudar a los demás o ser mejores, y a centrar más su atención hacia otras personas (2000).

¿Alguna vez te ha provocado una película alguna de estas reacciones?

Le hemos preguntado a nuestros estudiantes a través de nuestra cuenta de Instagram, qué película les hace sentir bien; así, sin más. No les hemos pedido que nos expliquen por qué. Ahora compartimos sus preferencias para seguir disfrutando de estas películas: descubrir si nos “elevan”, nos relajan, nos motivan, nos conectan…

Entre los ejemplos, destacan las películas animadas como “El viaje de Arlo”, “Inside Out”, “Monstruos” o “Cars”, los musicales como “Mamma mía” o “The greatest showman”, o películas como “Intocables” y “En busca de la felicidad”. Las relaciones humanas que resaltan la amistad o el amor; los valores de superación, compañerismo o tolerancia y la provocación de emociones positivas como la alegría o el entusiasmo, podrían ser algunos de los elementos comunes que nos hacen sentirnos bien.

En resumen, merece la pena permitir que el cine nos ayude a fortalecer nuestras emociones positivas, de manera que podamos entendernos mejor a nosotros/as mismos/as y a los demás, fortalecer nuestras cualidades y disfrutar un poco más de la vida.

Si quieres profundizar en el concepto de “elevación” asociado al cine, aquí encontrarás una entrada muy interesante. https://jaimeburque.com/blog/elevarse-en-el-cine/


Montse Giménez Hernández
Psicóloga y PDI del Centro Universitario Cardenal Cisneros

Bibliografía:

Fortunato, I. y Swartz, G. (2019). Cinema, Psicología Positiva e resiliênce: uma revisão sistemática. Interfaces Científicas Humanas e Sociais, 8(2), 83-98.

Fredrickson, B. L. (1998). What good are positive emotions? Review of General Psychology, 2 (3), 300-319.

Fredrickson, B. L. (2003). The value of positive emotions. American Scientist, 91, 330-335

Haidt, J. (2000). The Positive emotion of elevation. Prevention & Treatment, 3(1), Article 3c. 

Haidt, J. (2003). Elevation and the positive psychology of morality. En C. L. M. Keyes & J. Haidt (Eds.). Flourishing: Positive psychology and the life well-lived. Washington DC: American Psychological Association.

Niemic, R.M., y Wedding, D. (2012). Psicología Positiva dos Filmes: usando filmes para construir virtudes e características fortes. Barueri: Novo Século.

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EVAU - SAPSI CUCC - BLOG

10 pistas para superar la EVAU

EVAU, EBAU, PAU… Selectividad. La ansiada prueba de acceso a la Universidad que te posibilita estudiar lo que tú quieres y formarte profesionalmente. Y sí, claro que es importante, y llevas mucho tiempo preparándote para ello, pero permítenos un primer consejo: tranquilidad, es un examen y de eso, ya sabes mucho.

En cualquier caso, nos permitimos darte algunas pistas para afrontar esta experiencia de la mejor manera posible.

Antes del examen

  1. Confía en el trabajo realizado. Llevas toda la vida estudiando y estos últimos cursos te has entrenado como un deportista de alto rendimiento. Si has aprobado los cursos previos, estás preparado/a para hacer frente a esta prueba. Así que confía.
  2. Repasa. Organiza tu tiempo para revisar los conceptos esenciales de cada asignatura. Un buen esquema te ayudará a visualizar la información y recordar los aspectos esenciales, los pasos para la resolución de problemas…
  3. Descansa y haz algo de deporte. Ahora y siempre, incorpora algo de deporte a tu rutina de estudio. 30 minutos al día pueden ser suficientes, así que corre, nada o haz yoga en el salón de tu casa. Y recuerda que de nada servirá que no duermas la noche previa a los exámenes; el descanso es fundamental para que te encuentres en las mejores condiciones.
  4. Estudia con otros. Quedar con los compañeros para estudiar juntos es una buena estrategia, sobre todo si estás notando que estudiar solo/a te cuesta.
  5. Prepara tu mente. No hace falta que te repitas frases tipo “wonderful”, pero sí que no caigas en el derrotismo antes de empezar. Visualízate haciendo el examen, contestando a las preguntas con seguridad… Y recuerda: es un examen, se evalúa tu conocimiento, no lo que eres.

Durante el examen

  • Atiende a la logística. Que si el DNI, que si el desplazamiento, que si el lugar del examen, a qué hora tienes que estar… Posiblemente vayas a un sitio nuevo, asegúrate de conocer el trayecto, calcular los tiempos para llegar puntual y llevar la documentación requerida.
  • Gestiona tu nerviosismo. Es normal que estés nervioso/a, aunque también puede que no lo estés. Si notas que tu cuerpo se activa, párate un momento, cierra tus ojos, identifica lo que sientes y dite algo así como: “estas sensaciones son normales, me permiten mantener la atención y se me van a ir pasando poco a poco”.
  • Respeta las normas. Ya sabes que no se puede copiar… Mantén silencio durante la prueba y sigue las indicaciones. Asegúrate de entender bien las instrucciones de los diferentes exámenes.
  • Lee el examen y organízate. Si hay opciones, elige las que mejor te sepas y distribuye tu tiempo para poder contestar todas las preguntas. Cíñete a lo que te piden y no te olvides de repasar para detectar lagunas, faltas de ortografía o de redacción.
  • Comparte con tus compañeros. No dudes en comentar con tus compañeros cómo te ha ido, aceptando lo que ya has realizado y afrontando el próximo examen con la misma serenidad.

Ya sabes: confía, organiza y hazlo lo mejor que sepas.

¡Mucho ánmo!

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DISTIMIA SAPSI

¿Cómo ayudar a un adolescente con distimia?

La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo de las personas ya que durante esta etapa se experimentan importantes cambios físicos, hormonales y cognitivos que pueden generar una amplia gama de emociones y desafíos a nivel emocional. Para algunos adolescentes, estos desafíos pueden ocasionar alteraciones en el estado de ánimo las cuales pueden aparecer en forma de distimia, definida como un trastorno del estado de ánimo crónico que se caracteriza por una persistente sensación de tristeza y falta de interés en las actividades diarias. Aunque la distimia a menudo pasa desapercibida debido a su naturaleza menos intensa, no debe subestimarse, ya que puede tener un impacto significativo en la vida de los adolescentes.

¿Cómo saber si mi hijo/a adolescente tiene distimia?

Uno de los síntomas principales es la presencia de una sensación de tristeza, desesperanza y vacío durante la mayor parte del día, la mayoría de los días, durante al menos un año. Además, esta sensación suele venir acompañada de:

  • Baja autoestima: Sentimientos persistentes de inferioridad, falta de confianza en sí mismo y una visión negativa de sí mismo.
  • Pérdida de interés y placer: Pérdida de interés en actividades que antes disfrutabas y una disminución general en la capacidad de experimentar placer.
  • Cambios en el apetito: Ya sea una disminución o aumento del apetito, que puede conducir a cambios de peso significativos.
  • Problemas de sueño: Insomnio (dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido) o hipersomnia (exceso de sueño) de manera recurrente.
  • Fatiga o falta de energía: Sentirse constantemente cansado, sin energía y con falta de motivación para realizar actividades cotidianas.
  • Dificultades cognitivas: Dificultad para concentrarse, tomar decisiones y tener una memoria deficiente.
  • Aislamiento social: Retraimiento social, evitando actividades sociales y disminución de la interacción con amigos y seres queridos.
  • Irritabilidad: Sentirse fácilmente molesto, irritable o tener cambios de humor frecuentes.

¿Qué causa la distimia?

Las causas de este trastorno durante la adolescencia son multifactoriales y pueden incluir factores biológicos, genéticos, psicológicos y ambientales. Los adolescentes con antecedentes familiares de depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar distimia. Además, los desafíos típicos de la adolescencia, como los cambios hormonales, la presión académica y la búsqueda de identidad, pueden contribuir a su desarrollo. El estrés crónico, los eventos traumáticos y la falta de apoyo social también pueden desempeñar un papel importante en su aparición.

¿Qué debo hacer para ayudar a mi hijo/a?

Si sospechas que tu hijo/a adolescente está experimentando distimia, es importante que busques ayuda profesional para obtener un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento individualizado. Además, a continuación, comentamos algunas sugerencias que pueden ayudarle a sentirse mejor.

  • Comunícate y muestra apoyo: Fomenta una comunicación abierta y comprensiva con tu hijo. Anímalo a expresar sus sentimientos y escúchalo sin juzgar. Hazle saber que estás allí para apoyarlo.
  • Promueve un entorno de apoyo: Ayúdale a construir y mantener relaciones sociales positivas. Anímalo a participar en actividades que le interesen y donde pueda relacionarse con otros jóvenes. Establecer una red de apoyo social puede ser beneficioso para su bienestar emocional.
  • Ten paciencia y sé comprensivo: La distimia puede ser un trastorno crónico, y la recuperación puede llevar tiempo. Ten paciencia con tu hijo/a y sé comprensivo con sus altibajos emocionales. Brinda apoyo incondicional y muestra empatía durante su proceso de tratamiento.

Es importante tener en cuenta que la distimia es un trastorno complejo en el que intervienen muchos factores. No todos los adolescentes que enfrentan desafíos emocionales desarrollarán distimia, y no todas las personas con distimia han experimentado desafíos emocionales durante su adolescencia. Si un adolescente presenta síntomas depresivos persistentes, es fundamental buscar ayuda profesional especializada en salud mental. El diagnóstico y tratamiento adecuados pueden marcar una diferencia significativa en la calidad de vida y el bienestar emocional del adolescente afectado.

Bibliografía

Alfano, C. A., & Beidel, D. C. (Eds.). (2020). Comprehensive Evidence-Based Interventions for Children and Adolescents (2nd ed.).

Garber, J., Weiss, B., & Shanley, N. (2021). Distimia and Other Depressive Disorders. In R. T. Ammerman, M. Hersen, & D. K. Last (Eds.), Handbook of Prescriptive Treatments for Children and Adolescents (4th ed., pp. 273-303).

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DEPRESIÓN POSTVACACIONAL

Manual para ¡no! superar la depresión postvacacional

Para muchas personas volver de vacaciones es sinónimo de tristeza. Quien no ha puesto el telenoticias de turno en estas fechas y ha visto el clásico reportaje acerca de la temida depresión postvacacional. De hecho, existen cientos de páginas y de artículos en internet en las que se detallan estrategias para superar síntomas como pueden ser:

Desánimo, dificultades para sentir, irritabilidad, alteraciones motivacionales, inhibición o deterioro de las relaciones  interpersonales, fatiga…

Este conjunto de conductas forman lo que se ha dado a conocer como depresión postvacacional, una patología no reconocida.

Pero, ¿qué es? ¿Cómo se produce? ¿Existe realmente?

A lo largo de nuestra vida, día a día vamos adquiriendo una serie de hábitos o rutinas que son funcionales, es decir, nos sirven para afrontar las tareas que tenemos por delante.

Cuando llega la época estival y nos vamos de vacaciones, se produce una ruptura con muchos de estos hábitos: salimos fuera de nuestro entorno, solemos acostarnos más tarde, comemos en otros horarios, incrementamos el número de actividades gratificantes y placenteras que solemos hacer… en definitiva, dejamos de hacer muchas de las tareas que hacemos por rutina y obligación durante el año, algo necesario para desconectar de forma temporal y las sustituimos por otras.

Mientras estamos de vacaciones, vamos adquiriendo otra serie de rutinas, que en muchos casos, nada tienen que ver con nuestros quehaceres habituales.

Una vez que volvemos, es necesario que se produzca una readaptación al contexto habitual. Tenemos que volver a “reaprender” todas esas rutinas que antes nos eran funcionales. Esto requiere un tiempo y un esfuerzo por nuestra parte. Por ello, es normal que durante 3 o 4 días sintamos algunos de las sensaciones descritas.

Lo habitual es que de forma “espontánea” este cambio se produzca. Sin embargo, podemos poner en marcha determinadas estrategias en formato de “Manual Antiterapéutico” para NO SUPERAR la “depresión postvacacional” mediante las que conseguiremos que estos síntomas nos acompañen una temporada:

Siguiendo estas pautas, nos aseguraremos niveles elevados de malestar. Afortunadamente, esto es reversible. En nuestra mano está superar estos síntomas y no esperar a que simplemente amaine el temporal.

Francisco Linares Carmona 
M-25972 

Servicio de Atención Psicológica del Centro Universitario Cardenal Cisneros (SAPsi-CUCC) 

Fuente: elaboración propia.

Imagen: Foto de Estée Janssens en Unsplash