¿Cómo le digo a mi…pareja, amig@, compañer@, herman@, madre, padre…algo que me molesta?.

Todos y cada uno de nosotr@s tenemos el derecho a decir aquello que nos molesta teniendo la responsabilidad de hacerlo sin herir o humillar a la otra persona, es decir tenemos la posibilidad de ser asertivos.

Por definición, la asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás. Partiendo de esta definición clásica, las fórmulas para hacerlo son múltiples y con diferente forma. 

Esto puede cambiar o no la situación, pero, en la mayoría de los casos servirá para que la otra persona se dé cuenta de qué nos molesta. Además, al hacerlo impedirás que vayas acumulando sentimientos desagradables.

Desde el SAPsi CUCC queremos darte una pequeña guía con la que podrás aumentar las posibilidades de conseguir que la interacción con la otra persona se modifique. Esta pequeña guía, te ayudará a tener una escaleta o pequeño guión, a la hora de llevarlo a la práctica.

Antes de hacerlo…

  • Valora si merece la pena ya que puede que sea algo nimio o que no vaya a repetirse.
  • breve. una vez que expreses lo que querías decir no hay que darle más vueltas.
  • Evita hacer acusaciones. Dirige la crítica a la conducta y no a la persona.
  • Pide un cambio específico de conducta.
  • Expresa los sentimientos negativos en primera persona y no en términos absolutos.
  • Empieza y termina la conversación con un tono positivo siempre que sea posible.
  • Prepárate para escuchar el punto de vista de la otra persona.
  • Termina la conversación si puede derivar en conflicto.
  • A nivel no verbal:
    • Evita manierismos (taparte la boca, tocarte el pelo,…). por lo general, emplea pocos gestos.
  • El contacto físico, normalmente no es adecuado. Úsalo sólo si es necesario (para prefijar la atención del otro, con gesto de amistad, para relajar la situación,…)
  • Utiliza una expresión en tu rostro de seriedad.
    • Emplea una mirada directa, con contacto visual intermitente. No evites la mirada de la otra persona. tampoco conviene que mires demasiado, ni muy fijamente. El tono que emplees tiene que ser firme, convincente y convencido de lo que estás diciendo.
    • Haz uso de un volumen audible. No grites, ni hables demasiado bajo.
    • Busca una postura cómoda y mantente a una distancia cómoda para una interacción personal. Coloca la cabeza alta y el cuerpo erguido, pero sin tensión.

Teniendo esto en cuenta, vamos allá.

Podemos dividir la crítica en 3 partes:

  • 1. El titular, es decir el “trailer” de la crítica.

El objetivo es informar sobre lo que te ha molestado describiendo la conducta objeto de crítica. Para ello, hazlo sin juzgar ni generalizar.

“Cuando tú…”

Expresa cómo te sientes y cómo te afecta, siempre en primera persona.

“Yo me siento…”

  • 2. Empatiza, es decir, ponte en el lugar del otro evitando deteriorar la relación.

El objetivo de esta 2ª parte es expresar algo positivo del comportamiento de la otra persona.

“Normalmente haces muy bien…”o “me gusta mucho que…”.

Otra alternativa sería tratando de expresar capacidad de entendimiento.

“Entiendo que para ti…”.

O aceptando alguna parte de responsabilidad.

“Tal vez yo…” o “yo a veces también lo hago”.

Mediante esta segunda parte conseguimos disminuir la tensión y relajar la actitud. Esta parte es fundamental para que la otra persona no “se sienta atacada”.

  • 3. Pedir un cambio de comportamiento.

Por último, a la hora de emitir una crítica tenemos que hacer una petición de cambio.

Una forma podría ser:

 “Me gustaría…”

Otra alternativa podrías ser tratando de proponer alguna solución.

“Podríamos solucionarlo si…”

Si, por el contrario, no tenemos claro qué solución nos gustaría alcanzar, podemos lanzarle la pelota al otro, pidiéndole sugerencias.

 “¿Qué se te ocurre que podríamos hacer?”

Es importante, no obstante tratar de intentar llegar a un acuerdo, aunque no siempre es posible.

Después de hacerlo…

Establecer una nueva forma de comunicar aquello que me molesta no siempre es sencillo ni saldrá a la primera. Independientemente de que consigamos o no nuestro objetivo, es importante que “refuerces cualquier comportamiento positivo del otro que hayas observado, ya que, de esta manera, aumentaremos las probabilidades de que, si en futuras ocasiones hay nuevas situaciones de este tipo, ésta sea la nueva forma de gestionarlas.

Puedes emplear expresiones como:

“Me alegro de que lo hayamos hablado” o “te agradezco que no te hayas alterado”.

Empleemos esta habilidad con un ejemplo:

Tomando las 3 partes, vamos a poner un ejemplo. Imagina que tu compañer@ de piso, últimamente deja la ropa tirada en el baño y constantemente te toca a ti recogerla. Sabes que está muy estresad@ con exámenes y has tratado de hablar con él/ella pero no hay manera. Has probado a comprobar si la recogía, a usar el humor, a enfadarte y a no estar simpátic@ pero sigue ocurriendo.

A – ¿Tienes un momento?

B – Sí, claro.

A –  (1) Últimamente, cada vez que paso al baño, me encuentro tu ropa tirada en el suelo y me toca recogerla. (2) Entiendo que estás hasta arriba de trabajo y preparando los exámenes, y que quizá ni te has dado cuenta. (3) Me gustaría que pudieras recogerla y que trataras de dejarla en tu cuarto para que no me tocara a mí hacerlo.

B – ¡Ah! Es verdad, discúlpame. Es que últimamente ni me he dado cuenta.

A – ¡Genial! Me alegra haber podido hablar contigo de esto.

Este es un ejemplo de algo cotidiano que podría ocurrir. Es cierto, que en ocasiones las cosas no son tan sencillas. En próximas entregas abordaremos casos complejos y qué podemos hacer.

Si te encuentras en alguna de estas situaciones, no dudes en contactar con nosotros para tratar de ayudarte. 

Francisco Linares Carmona 
M-25972 

Servicio de Atención Psicológica del Centro Universitario Cardenal Cisneros (SAPsi-CUCC) 

Bibliografía: 

Castanyer O. (1996),  La asertividad: expresión de una sana autoestima

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